22 sept 2011

Siempre la Dama de Honor, nunca la novia (o el cansancio de que se crean que soy el postre)

Hoy es miércoles de noche, casi jueves. Mañana tengo clase y aquí estoy, despierta, dándole vueltas a la cabeza. Escuchando música lacrimógena de esa que te hace pensar más de la cuenta. Es un día más en mi vida, no me ha sucedido nada interesante. Sigue sin tocarme el euromillón y todas esas cosas que uno desea y no tiene. Y mientras echaba un cigarrillo me ha venido la inspiración. A medias jejejeje.

He despertado del sopor en el que me estaba sumiendo y me he dado cuenta de que siempre que conozco a alguien la cosa nunca cuaja. No sé si es por mi o por la otra persona, pero es así. Ellos me dicen que soy muy buena gente, que soy lista y divertida, que se lo pasan bien y que soy una chica que tiene mucho que ofrecer. Pero nunca a ellos. Siempre soy la dama de honor, nunca la novia de la boda. Y estoy hasta el culo. Así, sin tonterías. De estas las justas y poco más. Pero yo he cambiado. Antes me habría desesperado y estaría llorando sobre mi almohada, ahora no. Ahora me rio y no por no llorar. Me rio porque he conseguido que me dé bastante igual. Las ultimas relaciones serias que he tenido han terminado todas con la misma frase: ``Si eres una persona increíble, pero..no para mí. Seguro que hay alguien por ahí que puede darte todo lo que yo no,´´ Y aunque parezca increíble esta ha sido la excusa más patética que me han dado (junto con: ``Estoy agobiado con mi vida y este momento es muy malo´´). Lo más gracioso de todo esto es que poco tiempo después han encontrado a su media naranja. Qué casualidad. Es eso o que tengo unos cuernos de la ostia y no me he enterado.

Me he cansado de esperar. Ahora es en plan de: Mira tío…no tengo ni edad ni paciencia para perder el tiempo. Si te gusto bien, pero no me mientas y me digas todas esas cosas solo para hacerme sentir mejor. Sé que no soy pija, ni idiota. Tengo neuronas y pienso. Si eso no te gusta…pista motorista. Y..que le den, pero con amor y desde la patata claro (modo ironía activado al 100% jejeje). Hace unos meses esto habría sido impensable. Ufff no habría quien me aguantase y le daría la chapa a mis amigas a modo de bien (nenis os quiero por aguantar lo aguantable jajaja). Pero me he dado cuenta de que aunque mire a mí alrededor y no vea a la gente no estoy sola nunca. Una frase por el facebook, un mensaje al móvil o al correo consiguen hacer que mi corazón ya no se sienta tan solito. Ni tan débil.

Puede que nunca llegue a ser la novia en la boda, pero tengo muy claro que se ha acabado ser la dama de honor. O el primer plato o nada. No quiero hipocondriacos emocionales a mi lado. Si me quieres bien, si te gusto bien y sino…no pasa nada, por suerte hay mas peces en el mar y mi caña es muy larga.

12 sept 2011

Esperanza no, esperanza si.

Es difícil rehacer tu vida después de que se termine una relación, pero más difícil es hacerlo cuando en menos de un año acabas dos. Se te pasan muchas cosas por la cabeza. Que no eres valida. Que nadie nunca te va a querer. Tantas cosas, que ahora mismo ya me resulta imposible contarlas. Y lo peor de todo es la falta de respuestas. Demasiadas preguntas, dudas y sobre todo mucho dolor. Y nada que te pueda aliviar. Quisiera poder saber, entender las cosas y los porqués, pero no soy capaz. Nunca he tenido la respuesta y tampoco me la han dado. Excusas si me han puesto, pero no me sirven. Son solo excusas. No es nada que pueda valerme, hacer que continúe.

Cuando las cosas se acaban nos solemos quedar estancados. A unos les cuesta menos salir a la luz, volver a la vida. A mí, a mi me cuesta una vida en realidad. Eso de poner un pie delante del otro e intentar caminar no sé hacerlo. Se me ha olvidado cómo funciona el tema. Se me ha llegado a olvidar hasta respirar. Mi corazón ya no consigue latir, ni sentir. Intento respirar, tomarme las cosas con filosofía pero no puedo. Es como si tuviera una palanca y se quedase estancada en modo dolor. No quiero recordar y lo hago. No quiero llorar y lloro. Quiero reír y no puedo. Siento envidia de las personas que después de que les hayan roto el corazón miran con felicidad a la vida. Tienen esperanza. Pero yo la perdí.

Dicen que cuando Pandora abrió la caja lo único que quedo dentro fue la esperanza. ¿Y donde está la mía? Creo que salió volando junto con todos los males. Lo único que quedo ha sido la amargura. Amargura de no saberme valorada. Amargura de sentir que no me han querido, pero sobre todo amargura porque sé que no hay nadie que sea capaz de quererme. Ni siquiera un poquito.

Sonrío, sentada delante del ordenador. Pero es una sonrisa triste. Una sonrisa de alguien que pensaba que ya no iba a poder perder más porque lo había perdido todo. Una sonrisa irónica porque se ha dado cuenta de que siempre puedes seguir perdiendo más. La vida nunca tiene suficiente. Siempre va a querer las lagrimas. Se nutre de ellas, pero sin darte la felicidad justa para que esas lágrimas no duelan tanto. Y no es justo. No lo es. He pagado un precio muy grande. Y me merezco esa felicidad. Me la he ganado. Y no la tengo. Me gustaría saber a cuantas personas más les pasa esto. Porque sé que no soy la única. Aunque muchas veces me sienta muy sola. Eso es lo peor de estar triste, puedes tener a todas las personas del mundo a tu alrededor y saber que estás sin nadie.

Supongo que llegará un momento en el que se me pase. Que no duela tanto. Que aprenda a sobrevivir. Tengo ganas de que llegue ya, ganas de salir y ver la luz del sol. De ver que todavía puedo disfrutar de muchas cosas. De sentir sobre mi piel el aire, el calor de la vida. Pero sobre todo tengo ganas de sonreír. De poder esbozar una sonrisa autentica, real y sobre todo que pueda ser duradera. Quiero poder salir y vivir, de llorar de alegría y no solo de infelicidad. Leyendo un poco todo lo que he escrito me he dado cuenta de que no toda la esperanza se ha escapado. Conseguí retener un poco, no dejarlo escapar. Y saber eso me está dando un poco de felicidad. De seguridad. Y me estoy dando cuenta de que igual, pero solo igual, la vida me puede traer también alguna pequeña alegría.