Aunque parezca muy raro (bueno…si me habéis leído en otras
entradas os imaginareis que de raro nada…) estos dos títulos tienen un punto en
común, yo.
Para bien o para mal vuelvo a ser el nexo de dos historias
distintas. Tan diferentes entre sí que cuesta ver lo que tienen en común (y hay
mucho más de lo que se piensa).
Otra noche más sentada delante de la pantalla. Pensando ( no
soy capaz de dejar de hacerlo) sobre todo lo que ha pasado en mi día. Y para
tener 24 horas el jodido ha sido muy muy largo. Y nada productivo. O si,
dependiendo de cómo se mire. Hoy he ganado algo que a la larga va a ser bueno.
¿Y qué es lo que gané?. No ha sido sabiduría, esta ya la tenía, simplemente he
aprendido a ponerla en práctica. Me he dado cuenta de que soy más de lo que
era, pero muchísimo menos de lo que seré. Me han enseñado que tengo unos límites
y que no los voy a cruzar. Por nadie ni nada. He visto el futuro, como la
Sibila de Delfos. Y este es tan jodido…que me apetece remangarme el vestido y
echar a correr en dirección contraria. Pero no lo voy a hacer. ¿ Y porque? Porque
el cartero siempre llama dos veces.
Ahora sí que ya estaréis flipando, en plan de con que
se ha endrogado esta. Pues ha sido con una visión. Una visión de futuro. O de
uno de los muchos futuros. Esta tarde mismo me decían que era súper pesimista,
que tenía que ver el lado positivo y bla bla bla… Yo respondí que la teoría me
la sé, de memoria, es más me podéis examinar de ella que saco un 10. Pero que
ponerlo en práctica ya me costaba un poco más. Muchísimo. Yo soy más como el
dicho de `` Consejos
vendo pero para mí no tengo´´. O algo así era. Y de repente me llegó (no la
luz, esa está muy vista, ni el rayo…) me llegó la comprensión de todo lo que se
me estaba diciendo y de lo que estaba diciendo yo. Y me di cuenta de que era
verdad. Estoy intoxicada. Atrapada en unos sentimientos (tóxicos) del pasado
que no me dejan avanzar. Atrapada en el tiempo. Vuelvo a repetir una y otra vez
los mismos errores y lo peor es que los demás también lo hacen. Y claro, esto
se convierte en la pescadilla que se muerde la cola (madre que refranera estoy
hoy) unos y otros , por comodidad o por lo que sea, solo nos movemos en círculo,
sin avanzar. Dejamos que las sensaciones del pasado se impliquen en el presente
y que nos condicionen el futuro. Por eso el titulo de este texto. Porque la
vida te lleva una carta en no muy buen estado, el cartero te pica y tú no lo
respondes. Pero tranquila, que siempre llama dos, o tres, o hasta cuatro veces.
Las que sean necesarias para armártela y decidir qué has tenido ya demasiada
tranquilidad en tu vida. El cartero nunca te lo va a poner fácil, te picará
hasta que se queme el timbre. Hará todo lo que sea necesario para que le abras
el portal, y así, poder entregarte en mano (le gusta regodearse con tu cara) el
sobre. Sobre que no te apetece coger, porque tu como buen Oráculo, sabes que lo
único que va a hacer es darte por detrás y sin vaselina. Y pasa lo que tiene
que pasar. Lo abres, lees la carta, lloras un poco (es bueno hacerlo) y la
rompes. Lo haces porque esa sabiduría te ha hecho fuerte. Y entonces coges el teléfono
y borras todo lo que tienes que borrar. Y continuas siendo una persona, puede
que no completamente feliz (es imposible) pero si increíblemente completa.
