Estoy con alguna de mis amigas en un contubernio judeo-masonico por facebook. Y el tema, por supuesto y sin lugar a dudas, son los hombres.
Tengo 28 años y a día de hoy, todavía me pregunto como un trozo de pellejo unido a un pene es capaz de hacernos pensar tanto y hablar más todavía (vale…no voy a negar que gracias a ellos escribo). Aunque esté en el medio de la conversación, a la vez mis neuronas se dan cuenta de todo el tiempo que desperdiciamos en alguien que no nos hace ni puñetero caso. Estamos currando, planchando (solo cuando nos obligan) y hasta cagando, cuando de repente nuestro cerebro se pone en modo aggg y apunta a la imagen que menos ganas tienes de ver. El. Ese ser que te ha hecho daño, que no te valoraba como te merecías, que….todas esas mierdas que decimos cuando nos cabreamos. Y…. ¿por que pensamos en él? Pues no lo sé. Después de tantos años buscando la independencia creo que nos hemos vuelto más dependientes si cabe. Aprendemos a basar parte de nuestra felicidad (no toda…tampoco somos imbéciles) en una persona de sexo opuesto. Y no nos lleva a ningún lado. Supongo que será un defecto genético. O igual, simplemente es el corazón. Puede que solo sea un órgano, pero consigue que nos emocionemos, que amemos y odiemos con más intensidad si se puede. Y lo odio. Odio estar gobernada por los sentimientos. Odio que me hagan daño. Odio no encontrar a nadie que me quiera por quien soy, no por lo que debería de ser. Odio saber que soy un poquito más feliz cuando amo y soy amada. Odio la felicidad que me da durante ese tiempo que late más y mejor. Pero sobre todo odio como se queda después. Esa es la peor parte.
Leyendo a mis amigas, veo alguna cosa un poco más clara. En el fondo nos gusta sufrir, un poquito nada mas, pero lo justo para que de vez en cuando soltemos alguna lagrimilla (o un torrente eso a gusto del consumidor). Necesitamos el dolor, como también tenemos necesidad del amor. Y aunque lloremos, somos felices cuando nos damos cuenta de que ahí están ellas, nuestras amigas, apoyándonos…
Supongo que será parte del ser humano esta dualidad. Algo que se encuentra muy dentro de nosotros. Algo que consiga que del amor al odio no haya un paso…solamente unos milímetros. Por eso es por lo que la vida es divertida, porque nunca sabremos a quien conoceremos, de quien nos enamoraremos o a quien en cuestión de días…odiaremos. Si existe un patrón concreto sobre como llevar la vida menos lo habrá de cómo llevar el amor.
Por suerte seguiré teniendo a mis amigas, las cuales me impedirán que me convierta en Kill Boys…no vaya a ser que en una de estas le arranque la cabeza a el casi-definitivo.
